lunes, 18 de febrero de 2013

Manu 在路上 (On the road)


Me encantaría poder describir con palabras todo lo que he vivido y sentido durante los últimos 12 días, pero me temo que no me resultará nada fácil. Ya conocía lo divertidos que son l@s chin@s y el gran corazón que tienen por naturaleza, pero dicho tiempo ha hecho que me enamore aún más de este país y de su gente. Sin duda, este viaje pasará a la cabeza de la lista de los inolvidables.


Comencé la andadura el 7 de febrero, dos días antes del comienzo de la semana que dura el Año Nuevo, es decir, el día en que la masa de cientos de millones de chinos comienza a movilizarse para volver a sus casas y pasar las fiestas en familia.  Año tras año, es el movimiento migratorio más masivo del mundo, y  me daba bastante respeto meterme en medio, pero sin embargo ha contribuido a que esta experiencia haya sido aún más imborrable.

El primer tren que cogí, con dirección a 东莞 (Dongguan) iba repleto hasta la bandera, con muchos tickets vendidos 无座 (sin asiento), por lo que había gente por los suelos, sentados en banquetes, o sobre sus propias maletas… Mi asiento estaba alrededor de un mesa en la que se sentaba una familia al completo, quienes, como todos los chinos con los que me he cruzado hasta ahora, me trataron como uno más de la familia desde el momento en que vieron mi cara tan occidental, o como dicen ellos, mis ojos tan grandes. Me ofrecieron para comer de todo lo que traían, el pequeño con gran ilusión por enseñarme a jugar a su videojuego,  y la abuela enseñándome a cantar una canción china que según ella era muy conocida (^.^)… E incluso me invitaron a pasar unos dias en su casa durante las fiestas si quería,  realmente adorables.

En mi llegada a Dongguan, me esperaban las chicas que me hospedarían durante tres días en su residencia de enfermeras (cierto, ¡estuve muy bien rodeado!). En cuanto llegamos, me llevaron por las habitaciones de sus compañeras para presentarme y al rato ya estábamos un grupo de 15 personas “armándola” al más puro estilo chino, es decir, en el karaoke. Además, durante estos días, me llevaron a la cena de año nuevo y a conocer a sus familias, de patinaje, a ver un teatro chino, etc… Sin duda, de mis experiencias de Couchsurfing más divertidas! Tanto, que me pidieron que volviera, y no lo dudé; Al terminar la ruta que tenía planeada volví a pasar otros dos días con ellas.










El siguiente destino era 萍乡 Pingxiang, donde volví a encontrarme con mi buena amiga Li Hanwei, quien ya estuvo dos veces en mi casa de Marbella, y con quien volvía a coincidir, pero esta vez 10.000 km más lejos. Realmente tanto a ella como a mí nos parecía increíble. En cuanto me recogió en la estación, tal como es tradición en Año Nuevo, nos fuimos a visitar a sus familiares. Todos estaban al tanto de mi llegada y para ellos recibir en su casa a un extranjero amigo de Hanwei era algo muy especial, por lo que el recibimiento en todas las casas a las que fui fue espectacular. Me iba de esas casas con las manos llenas de regalos y comida, pero a la vez con tristeza por despedirme de esa gente que acababa de conocer pero a quien había cogido un cariño enorme rápidamente, y es que como digo... así son los chinos.

Al siguiente día nos pusimos las botas, cogimos la cámara de fotos, y nos fuimos de senderismo a 武功山 (Wugong Mountain) una zona muy conocida por sus magníficas vistas, aunque el día nos pilló algo nubloso.
La despedida no fue fácil, pero aún quedaba bastante camino por recorrer. El siguiente destino, 广州 (Guangzhou.









En Guangzhou me esperaba otra chica que conocí también a través de Couchsurfing, Xua Chen, quien estaba en la estación junto con su tía y prima pequeña esperando mi llegada. Fuimos directamente a su casa y después de enseñarme las habitaciones de ésta y mostrarme la habitación en la que dormiría yo, nos pusimos todos manos a la obra a cocinar, que en breve llegaban familiares de Pekín y vendrían con hambre. Entre los suculentos platos se encontraban... gusanos de seda, patas de sapo... aunque no cundía el pánico, también había gambas, dumplings, carne de ternera... por cierto, los gusanos de seda ¡no estaban nada mal ! Tanto La llegada de la familia ese día, como el siguiente, fueron muy divertidos. Fue muy gratificante el intercambiar risas, ideas, idiomas... con todos ellos.
La despedida de esta familia no la olvidaré nunca: en la entrada de la casa, la madre, rodeada de los tíos y primas me dice… 感谢这所房子带来这么多的幸福和快乐, lo que significa: “Gracias por haber traído tanta alegría y  felicidad a esta casa durante estos días” . Realmente a uno se le “encoge la patata” al escuchar esto, y se siente que sólo una frase como ésta le da todo el sentido al camino que ando recorriendo.















Y hasta aquí llegó la andadura. De vuelta en Shenzhen, ando preparando todo para una nueva partida. En breve cojo un avión con dirección a Madrid, pero seguro que muy pronto volveré por China, lugar que ya considero mi segunda casa.  ¡Toca disfrutar con la familia! ¡Nos vemos pronto en Spain!

2 comentarios:

  1. Good travel of return. we expect you with the arm open. kisses
    mom and pa.

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  2. Ahora entiendo tooodo cuando me hablas de las maravillas q viviste en China!! debe ser un destino fenomenal algún día llegaré allá!! :D

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